El sonido de Cinematic Orchestra es una mezcla interesantísima de estilos diversos: jazz, trip-hop, algo de electrónica, un punto de drum&bass e incluso chillout... Todo en su punto para conseguir sonoridades cálidas e íntimas dentro de una, podríamos decir, intensidad contenida.
Con Jason Swinscoe al frente, crean una atmósfera donde todo fluye, a menudo empleando bucles rítmicos o melódicos que de pronto se rompen, cambiando el tempo, la rítmica, la melodía... Dentro de una sonoridad idílica, rasgan nuestras entrañas de manera muy sutil y, sí, elegante...
De sus cuatro discos hasta el momento, es a mi parecer "Everyday" (2002) el que tiene un sonido más elaborado y definido, expresión y fuerza, tiene alma. Sus temas están llenos de profundidad, con desarrollos muy progresivos y al mismo tiempo rompedores, y con unas melodías de aparente sencillez. Un disco muy recomendable.
Desde el primer tema del disco, el sensual y aplastante All that you give (con la colaboración de Fontella Bass), pasando por el retrospectivo Man with the movie camera hasta acabar con la penetrante Everyday, donde el contrabajo lleva la voz cantante.
The Cinematic Orchestra compusieron música para acompañar una película/documental soviética de 1929 traducida en España como "El hombre con la cámara", y la interpretaron en directo en 2001 con la proyección de la película. Publicaron el disco con la música, "Man with a movie camera", y posteriormente modificaron algunos elementos, incluyendo algunas de estas nuevas versiones en "Everyday".
All that you give y Man with a movie camera.
Relájense y disfruten.
¿Qué decir del primer videojuego de la saga Silent Hill, para Playstation? Una de las grandes joyas de los videojuegos: angustioso a la vez que delicioso, oscuro, enigmático y tormentoso que consigue mantenernos en tensión constante, y que además está acompañado por una magnífica banda sonora que capta y transmite a la perfección la estética e intención del mismo.
La saga, producida por Konami, está formada por numerosos títulos (yo ya he perdido la cuenta...), y toda su música está compuesta por el japonés Akira Yamaoka, que empezó a trabajar para Konami como diseñador y se puso casi por casualidad con esto de la composición, al ofrecerse para componer la banda sonora de Silent Hill cuando la compañía estaba buscando músicos (el resultado: fabuloso). También realizó los efectos de
sonido, los cuales son igualmente geniales, con un poder de sugestión
tan potente que hacen que mientras juegues estés completamente alerta y
bajo una tensión constante.
Los tres primeros juegos son buenísimos, y muy en especial el primero (aunque para
algunos, a día de hoy los gráficos puedan parecer demasiado anticuados, simples y pixelados) es un fantástico juego que te provoca desde el principio -ese
callejón...- una sensación angustiosa y desesperante que acompaña una estupenda trama. Es un clásico obligado, que ademas cuenta con finales alternativos. 1999... buf... qué rápido pasa el tiempo...
Esta banda sonora acompaña a la perfección el siniestro ambiente del juego. Entre los más de 40 cortes que contiene el primer Silent Hill,
encontramos muchos que tienen un sonido tan duro y puro que parecen
directamente ruidos de máquinas, tormentosos e
inquietantes, que durante el juego hacen incluso dudar de si estamos
escuchando los efectos de sonido o es un tema musical. Una combinación
magistral que, literalmente, pone los pelos de punta. Música angustiosa pero que no deja de ser melancólica y por momentos delicada, con ese color deprimente que le acompaña siempre y llegando a sonar en momentos bastante trip-hopera.
Hay dos temas que destacan por encima de los demás. Uno es el tema principal, Silent Hill, que acompaña la presentación del juego arrancando con una melodía con trémolo de mandolina, y en todo su desarrollo con ruido de vinilo de fondo.
El otro es el magnífico Killing time (siempre tengo la duda de si significará "Matando el tiempo" u "Hora de
matar", aunque lo segundo cuadra más con el juego...).Éste aparece en el juego de forma inminente (y agradecida) cuando POR FIN te
lo pasas (al menos, cuando te pasas el 'final bueno' [si no te lo has pasado no leas esto y salta de párrafo] con Harry corriendo entre el
fuego con su bebé en brazos. Recordemos que hay otros finales, como el
complicadísimo de los extraterrestres, acompañado de una música bastante... bueno... eh... en fin, ¿lo recuerdas? Pues
sigamos.
Os dejo con Killing time, que sorprende nada más empezar, con una guitarra al más puro estilo spaguetti western, algo desafinada y sucia, que nos evade totalmente durante su escucha. Es uno de esos temas que se quedan grabados para siempre. Obviamente tiene que ver con el contexto en que se ha escuchado la primera vez, durante el juego, pero aún escuchándola de forma aislada llega a fascinar igualmente. Al menos a mí me ocurre esto... ¿y a ti?
El trip-hop es un término que empezó a utilizarse a principios de los 90 para definir cierta música que mezclaba hip-hop lento con electrónica. Se ha utilizado casi constantemente para definir la música de Portishead, aunque en realidad se queda corto, ya que ellos van más allá. Al grupo no le gusta definir su música de esta manera, ya que opinan que este término es una invención de los medios para catalogar su inclasificable música. Y bueno, aunque les pese, ellos son uno de los motivos por los cuales el género trip-hop comenzó a usarse con más regularidad.
Surgieron en 1991 en Bristol, formado inicialmente por Beth Gibbons a la voz y Geoff Barrow, teclista y dj que había colaborado anteriormente con Massive Attack y Tricky. Posteriormente se unió al grupo el guitarrista Adrian Utley, que tenía una larga trayectoria en el mundo del jazz. El nombre del grupo lo tomaron de la ciudad donde vivió Barrow: Portishead.
Su música tiene un sonido muy envolvente y que recuerda muchas veces a las bandas sonoras de las películas clásicas de cine negro, pero con elementos de hip-hop y electrónica lenta (lo que, como he comentado, conocemos como trip-hop) además de melodías soul y elementos jazzísticos. Todo arropado por la delicada y sensual voz de Gibbons, siempre expresiva y llena de sentimiento y aparente dolor, mientras se agarra fuerte a su micrófono.
Antes de editar su primer disco, rodaron el cortometraje en blanco y negro "To kill a dead man", donde además de realizar la música actúan (sin hablar). Me recuerda a la música de los spaguetti western combinada con ese particular sonido que los identifica. Este corto es un homenaje al cine negro que tanto ha influenciado en su estilo musical.
En 1994 presentaron "Dummy", fantástico e inigualable disco que consiguió un enorme éxito. Elegante y sensual pero al mismo tiempo desgarrador,
capaz de ponernos la piel de gallina con solo oír unos segundos de cada
tema: Mysterons (haciendo honor a su nombre, un tema muy misterioso que viene a la perfección para introducir el disco), Sour times y Glory box (que nos trasladan a una época pasada en un viaje sonoro conmovedor), Strangers, Wandering star, Pedestal y Numb (más electrónicos), It could be sweet, Roads, It's a fire y Biscuit (baladas con su color personal). Todas las canciones de este álbum son obras de gran exquisitez que lo convierten en un disco de escucha obligada.
En alguno de sus temas toman como base samples pero dotándolos de una identidad propia. Por ejemplo, Wandering star contiene un fragmento de Magic Mountain
de Eric Burdon & War, y aunque éste forma la base del tema de
Portishead, ellos le dan el toque adecuado para hacerlo lucir como un tema muy diferente y propio. Otro ejemplo es la aclamadísima Glory Box, una joya cuyo bajo y melodía del violín están extraídas literalmente de Ike's rap II,
un tema de Isaac Hayes (famoso sobre todo por ser el autor de la banda
sonora de Shaft).
Tres años después, 1997, sacaron "Portishead", más oscuro y 'pesante', fruto de probablemente de una madurez musical. Los consolidó como grupo de referencia en el panorama musical de los noventa, incluyendo temazos como Only you, Over, Undenied o All mine (que fue versionado un par de años más tarde por el mismísimo Tom Jones, con quien colaboraron en 1999).
Al año siguiente editaron "Roseland NYC Live", grabación de un concierto que habían realizado en Roseland, Nueva York, acompañados de una orquesta de cuerda y donde interpretaban temas de los dos discos anteriores.
Beth Gibbons trabajó en 2003 como solista junto con Paul Webb (alias Rustin Man, ex bajista de Talk Talk) en un disco llamado"Out of season", más acústico e íntimo, con cierto aire soul y más alejado del sonido Portishead. En 2005 el grupo volvió a dar conciertos (los primeros en siete años) y comenzaron a grabar su tercer disco, "Third", que vio la luz en 2008 (diez años después del último disco). Aunque se percibe todavía su particular sonido, tiene un aire nuevo, más electrónico y en cierto modo 'agónico', y apenas contiene scratches ni samples. Aunque tiene temas interesantes, como Silence, Magic doors o Hunter, considero que no está a la altura de sus dos primeros discos (y es que el listón estaba muy alto...)
Tras mucho pensar cuál enlazar y teniendo "Dummy" como preferido, me he decantado por Sour times, elegante y emotivo tema que también utiliza un sample de otro músico, en este caso de Lalo Schifrin, Danube incident. Al final del videoclip aparecen los créditos como si de una película se tratara.
Y por Glory box, del mismo disco, pero en la versión del concierto en Roseland. También con sample que conforma toda la base de este tema, Ike's rap 2 de Isaac Hayes, pero enriquecido con la sensual voz de Gibbons.
Disfrutad y sentid el cosquilleo...